Cuando él y Emma iban a un restaurante, él siempre era incómodamente consciente de las personas que comían solas. ¿No estaban a disgusto? ¿No se sentían solas? No se le había ocurrido hasta ahora que quizás estuvieran comiendo solas por decisión propia, o por toda una secuencia de decisiones que las había conducido a un solo plato, un solo vaso, un solo periódico abierto, un libro.

Paula Fox
, "Pobre George".

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Xabiero

Les llingües de la Hidra

Xabiero Cayarga,

Trabe, Oviedo, 2006.

Lo único que necesito para sentarme a escribir es un poco de tranquilidad. El resultado depende exclusivamente de la suerte, pero la ensoñación que busco para concentrarme sólo me la proporciona la tranquilidad. Algo similar me ocurre cuando leo poesía; si no consigo estar tranquilo, los poemas se convierten en un parloteo ruidoso, molesto e indescifrable, que distorsiona la sinfonía de mis ansias.

Quizás en esta necesidad de tranquilidad esté el fundamento para el diagnóstico de L. Dice que mi melancolía es debida al uso del hachís. Yo le digo que es para relajarme. Pero ahora me doy cuenta que no existe melancolía sin sosiego. De hecho estoy convencido de que es el propio sosiego la fuente de melancolía, el que me lleva a evocar tiempos más apasionados que estas horas delante del teclado o las tardes de poemas en el sofá.

Pero los trenes de este verano inútil ya partieron, así que esta mañana me he puesto a buscar sosiego, calma y melancolía en los versos de Les llingües de Hidra, los últimos poemas publicados de Xabiero Cayarga. Por lo que sé, desde Dortmund.

La última vez que vi a Xabiero nos dijimos adiós, pero en aquel momento yo no sabía que el que realmente se marchaba era él. Hace casi diez años, cenamos juntos por última vez el día de mi despedida. Fue en la cena en la que celebramos mi marcha de la Isla. Yo me iba a una tierra casi alemana, y él por su parte, hace algún tiempo que ha establecido su vida en la Alemania de verdad. Desde entonces no hemos podido volver a coincidir así que poco a poco colaron per esi previsible furacu escuru del tiempu los dies que nos ataben. Ahora no me queda otra posibilidad que imaginármelo tranquilo y abrigado, pasando de largo delante de alguna facultad para sentarse a solas en un bar, a disfrutar de una café solitario y melancólico cobijado frente al frío.

Aunque esta mañana encontré el resquicio de tranquilidad que necesitaba para leer a Xabiero, ahora estoy nervioso. Pensé que pensar me calmaría y que me ayudaría a templarme para escribir. Pero no ha sido así. Quería hablar de lo distinto que resulta conocer a alguien y leer sus poemas. Para ello iba a recordar las noches con Xabiero: sidra y pollo al ajillo primero; cervezas y salchichas persiguiendo erasmus tetudas y despistadas donde Paco y finalmente acabar de copas apretujados en el Tigre Juan, ese premio literario que primero fue un tugurio.

Pero esta noche estoy nervioso y otras ensoñaciones se apoderan, una y otra vez, de mí. Pierdo la atención y acabo releyendo las revelaciones de Cayarga:

"Los primero güeyos que vieron
una nueche estrellada.
L'home que se pierde nel so llaberintu, y acuerda
sabiéndose Minotauro.
...
La voz de páxaru
d'un marineru de Colón
que grita: ¡Tierra!
...
El replicante Nexos 6
clisáu pol fulgor d'unos rayos
a les puertes de Tannhäuser.
Yo, el más feliz,
que tengo visto
amanecer
asomáu
a la delicada cuenca del to embeligru.
"

Es curioso, en la mayoría de las conversaciones de aquellos tiempos no tenía cabida el amor. Sí los amoríos, pero no el amor. Tampoco había tiempo para la literatura. Había lengua, pero no había literatura. Dedicábamos demasiado tiempo a reconstruir un país en perpetua demolición que no teníamos tiempo para nosotros. Luego llegó la época del insomnio. Emigramos y empezamos a mirar la Isla desde lejos, para así darnos cuenta que aquí no podíamos dormir porque nos habíamos quedado ya sin sueños.

Sentados, solos ante un café, es fácil rememorarlo. A solas, tumbados en el sofá, es sencillo volver a caer en la letanía del sueño, pero resulta más gozoso recrearse en la indolencia. Hasta que vuelvo a perder la concentración; me vuelve a bloquear la ilusión y trato de entender porqués inexpugnables:

"Al home persíguenlu los suaños
involuntarios guixarros que-y furaquen los zapatos.
Porque'l so corazón – siamos sinceros – nun siente. Ye un músculo apáticu,una
soleta soldada a una mente que miente.
¿Qué órganu letal inventa la primavera?"

Me rindo, Xabiero. Quería escribirte un homenaje y me ha salido una queja amarga. Ojalá el tiempo pudiera volverse atrás, no para volver a ser como entonces, sino sólo para disfrutar de una única noche entera, juntos los de antes, con las mismas ilusiones. Persiguiendo culos y arreglando patrias.

********

Me vuelvo a distraer. Miro el correo electrónico por enésima vez. Leo hasta el spam en busca de un alivio, de una gracia. Pero me doy de bruces con la literatura. En un mensaje de contactos, encuentro – acompañado por una foto que le da sentido a la evolución de las especies – una cita del Marqués de Sade:

"Imperious, Choleric, Irascible, extreme in everything, with a dissolute imagination the like of which has never been seen, atheistic to the point of fanaticism, there you have me in a nutshell. Kill me again or take me as I am."

Kiss me again and take me as I am.

5 comentarios:

  1. Ya encontraste otro librito para hablar de él...
    Pues a ver si te curras mejor las fotos, que no se ven nada bien.

    Hala, feliz año y tal.

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  2. Nacho, te veo muy preocupado por las fotos.

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  3. Sí. Es una parte imprescindible para valorar un libro.

    Aunque como le dije a Pablo, la comunidad bloguera del s. XXI ya no juzgamos a un libro sólo por su portada. También tenemos en cuenta otros datos como el autor, la editorial, la fecha, si lo hay en película, etc..

    Por favor, no nos dejes sin la portada porque el juicio no podrá ser completo.

    Saludos, chao.

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  4. No sabía yo que había una comunidad bloguera del siglo XXI. Yo sigo viviendo en el XX, no estoy preparado para los tiempos modernos.

    ¿Y qué te parecen las fechas de los libros?

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  5. Tú no vives en el s. XX, pues eres un visionario (no confundir con un misionero, que es una postura de follar) que ya llegaste al s. XXII por lo menos.

    Y sobre lo de la fecha... A veces no sabes si te va a gustar un libro o no, y la fecha puede influir mucho al respecto. Tanto dentro del conjunto de factores como de manera aislada. Depende de las circunstancias que se den entre cada libro y tú.

    Por ejemplo, coges un libro, pero resulta que te parece una mierda. Luego descubres que es contemporáneo a los pintores prerrafaelitas o a D. Enrique el Navegante, y... ¿A que ahora que lo sabes ya te gusta más? Pues así para todo.

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