Cuando él y Emma iban a un restaurante, él siempre era incómodamente consciente de las personas que comían solas. ¿No estaban a disgusto? ¿No se sentían solas? No se le había ocurrido hasta ahora que quizás estuvieran comiendo solas por decisión propia, o por toda una secuencia de decisiones que las había conducido a un solo plato, un solo vaso, un solo periódico abierto, un libro.

Paula Fox
, "Pobre George".

lunes, 16 de febrero de 2009

Viajar hasta Mallorca

Molt més en joc

Javier Cánaves

El Tall, Palma de Mallorca, 2007

Llevaba ya un tiempo ofuscado y disperso cuando por fin vino a visitarme mi hermano Carlos. Se presentó aquí con una propuesta sorprendente: volvamos a Mallorca ahora mismo, me dijo nada más verme en el aeropuerto. Olvida esta ciudad, olvida los atascos matutinos, las grandes avenidas y tu soledad llena de libros en el limbo. Volvamos a la isla, vayámonos a la playa, a Illetas o a Cala Ratjada, a Banyalbufar o a Formentor, contémonos otra vez nuestras anécdotas, reinventémonos un glorioso pasado. Saldremos airosos, me prometió.

Sin embargo, a modo de advertencia, me entregó el ejemplar de Molt més en joc de Javier Cánaves: es mi regalo de San Valentín; lee el prólogo y olvídate del libro hasta que me vaya, me exigió.

[… ]Hi ha dones que darrere els ulls, els llavis, amaguen un precipici, la nostra impossibilitat d’arribar a una meta, aquell lloc que vam creure que era el nostre.

Sempre n’hi ha un altre que hi arriba abans, algú que invariablement té aspecte d’assasí. Aleshores saps que comença el teu calvari.

Diàlegs impossibles amb tu mateix, imatges que no són reals però que t’esgarrapen la pell, un codi secret per a descifrar els teus dies d’ara […]

No sé por qué me ha traído el libro en esta visita que prometía ser más lúdica. Quizás porque sabía de mi necesidad de expresar la rabia. Quizás porque imaginaba que me gustaría el tono resignado y melancólico – a veces también rabioso – de Cánaves. Un tono que por otra parte me resulta muy fácil de asumir como propio.

Ahora que lo pienso, Carlos me ha traído el libro probablemente por mi insistencia en reclamarlo. Era el único que todavía no había leído de este poeta mallorquín y hacía tiempo que intentaba encontrarlo, sin éxito, en tierra firme. En cualquier caso lo que sí me sorprendió fue que me exigiera que leyera el prólogo. Pero quizás también respecto a esté yo tergiversando los hechos.

Últimamente tengo serias dificultades a la hora manejar conceptos como responsabilidad y culpa. De un tiempo a esta parte confundo causa y efecto, inicio y final. Así que seguramente también fui yo quien le dijo déjame que te lea el prólogo, sólo el prólogo por favor, y ya no hablamos más de este tema. También recuerdo que no tardé mucho en incumplir esta promesa.

[…]“El temp sap ser cruel/ perqué posa les coses al seu lloc”. Era aquest el punt d’arribada? És final o és inici? No creus que sigui crueltat, però tampoc justicia. Més aviat una cosa a mig camí. Tombs a la vora del no-res. Coses que es fan pero no avorrir-se.

A pesar del desconcierto decidí aceptar inmediatamente su ofrecimiento y de inmediato volvimos a Mallorca, eso sí, sin movernos de Gran Vía. Inauguramos la excursión con el propósito de reírnos de nuestra naturaleza cruel y escatológica ante los cuadros de F. Bacon expuestos en el Prado.

Impactado por el espectáculo de los grandes lienzos de Bacon, pasé por la primera parte de la exposición aturdido y con la atención dispersa. Más tarde me pareció que definitivamente había conectado con su nihilismo epistemológico, plasmado en las cortinas grises de telas suaves y vaporosas que confunden nuestra percepción de toda realidad.

La misma sensación, la misma reflexión que esta noche me producen las ilustraciones de Salva Ginard que aparecen en el libro. Pero no debo equivocarme. En mi caso, el diagnóstico es mucho más sencillo.

[…] Tu parlant-me des d’un malson mentre passeig per aquest port maleït i el cel s’il·lumina amb coets que esclaten massa prop del meu cap i les meves ganes de tu.

Luego una revelación. Entre los visitantes del museo me encontré a Antonio López haciendo de guía para alguien que debía ser muy importante. Hablaba poco y observaba cada cuadro con timidez, casi escondiéndose tras su diminuta esposa.

Decidí seguirle, usando su explicación privada a modo de lección magistral furtiva. Traté de escuchar atentamente, de fijarme en los mismos detalles a los que él observaba tan de cerca como para necesitar sus gafas. Les seguía cuadro a cuadro, pero iba demasiado deprisa para mis inercias. Dudé en hablarle y preguntarle, pero para eso debía haberme delatado y últimamente he cogido cierta aversión al riesgo.

Mi seguimiento oculto se terminó cuando apareció una chica rubia que muy educadamente manifestó su admiración al maestro. Recuerdo como él se ruborizó y, agradeciendo el gesto, huyó. Hay afectos que deberían permanecer siempre ocultos.

Me dí cuenta que debo hacerlo solo. Ningún maestro va a ayudarme a comprender mi realidad. Aunque me quiera. Así que decidí a continuar la visita a la exposición a solas, observar el realismo colorido, decadente y cruel de la segunda parte de la obra de Bacon sin ayuda. Allí estaban, familiares e inquietantes para mí, los pedazos de carne expuestos sobre bancos de despiece; meros animales privados de cualquier humanidad. Allí estaba la realidad.

La revelación me enseñó el fracaso. Había quemado todos los puentes hacia Mallorca, ya no podría ir allí con Carlos, ni en barco ni en avión, sólo cabía la esperanza de que los gin-tonics y las drogas permitieran algunas risas adicionales. Aunque me doliera supe que debía quedarme solo.

Tombs a la vora del no-res.
Paraules que no diuen el que penses.
Escodrinya aquest pou.
Rere aquesta tendresa, le llàgrimes més brutes.
Potser ara t’ho puguis confesar:
no sols vas perdre aquella dona.
Hi havia, és clar que sí,
molt més en joc.

Debía descubrir si soy el asesino o la víctima. Si morir o matar, como le había oído cantar a Nacho Vegas el jueves pasado poco antes de aterrizar. O al despegar, ya no lo recuerdo.

3 comentarios:

  1. Elita, ten cuidado con esa melancolía. Se está volviendo peligrosa, rabiosa y puede llegar a convertirse en injusta contigo

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  2. Gracias. Pero no te preocupes, mi melancolía es solamente literaria.

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  3. Bueno, saber eso me alegra y que vuelvas a escribir también

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