Cuando él y Emma iban a un restaurante, él siempre era incómodamente consciente de las personas que comían solas. ¿No estaban a disgusto? ¿No se sentían solas? No se le había ocurrido hasta ahora que quizás estuvieran comiendo solas por decisión propia, o por toda una secuencia de decisiones que las había conducido a un solo plato, un solo vaso, un solo periódico abierto, un libro.

Paula Fox
, "Pobre George".

martes, 3 de junio de 2008

Exploradores del nihilismo

Exploradores del abismo

Enrique Vila-Matas,

Anagrama, Barcelona, 2007.

Las novelas de Vila-Matas se venden sin prospecto. Así que hay andarse con cuidado. Leer mucho a Vila-Matas y creerse todas las historias que contienen sus novelas y, lo que puede resultar mucho más grave, el mensaje que transmiten puede resultar dañino. Pero a mí a estas alturas no me importa, sino que me fascina.

Después del atracón que me supuso la trilogía sobre el asesinato de la literatura (Bartleby y compañía, El mal de montano y El doctor Pasavento) decidí tomar un periodo sabático del escritor barcelonés. Periodo que empleé, haciendo caso omiso de quien por aquel entonces era mi doctora de almohada, en explorar mis propias obsesiones que sin duda eran efectos secundarios del libro anual de Vila-Matas. Emulando sus falsas investigaciones, traté de buscar mis propias historias sobre la muerte del saber: finiquitada la literatura, sólo había que buscar los cadáveres de la filosofía y de la ciencia. Porque ya se sabe que la religión es un vampiro.

Pasado un tiempo abandoné mi búsqueda, perdido entre mil historias que jamás he sabido ligar. Pasé un verano en las Azores y hace algunas semanas cogí el libro que esperaba desde hace meses en la estantería. Y allí estaba él, agazapado en un cuento largo del final de libro, escondido en Porque ella no lo pidió.

Porque ella no lo pidió es el único cuento del libro que recuerda al Vila-Matas de los libros asesinos. El propio autor da una explicación de este viraje. En el - ¿falso? - prólogo anuncia una vuelta al cuento más imaginativo y más libre de sus primeros libros. Un retorno aparentemente motivado por una grave enfermedad y una operación quirúrgica, que lo han tenido aislado y convaleciente una temporada. No sé si esta historia es cierta y he hecho el propósito de no averiguarlo. Me gusta más así, creyéndomelo como parte de un personaje.

Los cuentos de Exploradores del abismo tienen las características habituales de la literatura de este autor que los hace totalmente identificables, y en mi opinión, geniales. Pero muchos, prácticamente todos a excepción del ya citado, tienen un patrón nuevo, o al menos elementos sorprendentes que se repiten de una forma casi obsesiva. Todos los personajes han pasado por una enfermedad, están enfermos o han sido operados, como el propio autor (¿inventado?) del prólogo. Todos los personajes han sido invadidos por un pensamiento obsesivo, como de forma fantástica se narra en Así son los autistas, y todos los personajes viven experiencias tecno-científicas: están fascinados por la teoría de los universos paralelos, los agujeros negros o viajan en un cohete espacial por el hiperespacio.

No he sabido aún descifrar en qué orden deben enlazarse estos elementos. Puede ser que las obsesiones pueden haber sido tan enfermizas que hayan llevado al personaje a la enfermedad. Y que la salvación médica haya influido tanto hasta convertirse en una pasión científica sazonada con un ¡qué grande es el universo, qué poquita cosa somos! literario.

Otra arrancaría en averiguar que la ciencia en su avance ha ido descubriendo leyes cada ve más precisas, montones de nuevas leyes, leyes y más leyes. Unas leyes que implican menos libertad, que cada vez nos hacen menos especiales, menos libres, sólo máquinas accidentales. Y que esta iluminación se haya convertido en una idea obsesiva. Tan obsesiva que al final enferma y mata.

Pero a mí me da igual. Yo ya estoy vacunado. A mí no me matas dos veces.

2 comentarios:

  1. Estoy disfrutando con la lectura de tu blog. Lo uso mucho. ¿Qué es una doctora de almohada?

    Y ya tienes más visitas que yo. Enhorabuena.

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  2. Gracias Nacho, una doctora de almohada la descubrirás cuando dejes de tumbarte siempre boca arriba.

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